APOESÍA

EL AUTOR TUVO A BIEN ESCRIBIR UN POEMARIO. PERO RUBRICÓ ESTA IGNOMINIA.

Apoesía no es desde luego poesía, pero tampoco su antítesis. Pudiera acaso postularse como un concepto transgresor, pero para transgredir hay que escapar, en primer lugar, de la intrascendencia. Tampoco es obra de quien con escasamente agraciado aspecto físico busque dárselas de «cultureta» para acabar follando (o quizá sí).
Apoesía son miradas perdidas en la cola del paro, precariedad y esperanzas truncadas. Lidiar con la ansiedad que te atenaza, los miedos y traumas. Aferrarse en las tinieblas a los rutilantes destellos de unos ojos de gata provocando la anoxia de todos esos fantasmas en un mar de lechosa lava. Es un profundo ejercicio de autoconocimiento, pero también un baño en las aguas ácidas del humor. Reírse de todo, más cuanto más trágico; pero por encima de todas las cosas, de uno mismo. Apoesía no es más que una liza entre desengaños y quimeras. Un modo, tan válido como cualquier otro a fin de cuentas, de sobreponerse a esta deriva que es la vida.

APOESÍA: ECOLOGÍA SOSTENIBLE DEL VERSO, AUTOCONOCIMIENTO Y ALIMENTO DE LA MIRADA CRÍTICA

BOOKTRAILER APOESÍA

¿INTERESADO EN MÁS OBRAS?