Aguijonazos_venta

Vivimos en una época de superficialidad y bagatelas. De titulares, de frases motivacionales y libros de autoayuda. De «likes» y de niños que crecen soñando con ser «influencers». De consultas médicas y ambulatorios rebosantes de pacientes que sufren trastornos derivados del estrés, la ansiedad y/o la depresión. Inmersos en una sociedad en la que todo se mercantiliza y se consume con inmediatez en aras de experimentar unos retazos fugaces de satisfacción, nos sentimos sin embargo cada vez más vacíos, más solos.

Aguijonazos es hijo de este caldo de cultivo y nace, al menos idealmente, como un proyecto opuesto y muy especial. Intimista, minucioso, fruto de años de dedicación y reflexiones.

Porque este libro es muchas cosas, pero desde luego busca más el exorcismo que el cambalache. Detrás de cada palabra, de su tinta, se esconde un cepo a la misantropía, un ejercicio vital para tratar de combatir mis fantasmas. Fantasmas que creo, son en mayor o menor medida, o eso me motiva a divulgarlo, los de toda una generación. También hay en su narrativa, manifiesta pero sin pretender sermonear al lector, una llamada a conculcar todos esos principios y conductas que, no por extendidos o tolerados, dejan de ser dañinos y profundamente injustos.

De modo que gracias. No por comprar Aguijonazos, sino por sumarte a quienes creemos que, únicamente mediante la colectivización de nuestros problemas, podremos revertir esta deriva de deshumanización y afrontar problemas de calado global. Pero gracias, sobre todas las cosas, porque si realmente has llegado hasta aquí, eres de quienes gustan de agitar el avispero, tanto o más que quien suscribe estas líneas pretendiendo pobremente, con su tiempo y su creatividad, contribuir a tan quijotesco objetivo.

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